miércoles, 5 de diciembre de 2012

Días inútiles

Días inútiles
de pies astillados,
de manos escarchadas,
de hombros magullados.

Días inútiles
de ojos hinchados,
de corazón arrugado,
de alma quebradiza.

Días inútiles
que sangran pesadez
por una mente descuidada.

Tan sólo aspirar
ese preludio
de la estación que está por llegar,
llegar, en este aroma matinal,
en este silencio de mediodía
en esta noche en calma
o en esta tarde amarilla.

Inútiles aquellos
que ya  no oyen
a los árboles hablar,
que ya no oyen
el agua de su botijo.

Tan sólo aspirar,
para ser cielo, ser tierra.
Aspirar para ser uno.



Héctor Hernández Rosas

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