Sólo
sé contar con los dedos.
Y
sólo tengo tres.
Una
bomba que estaba oculta,
escondida
en la oscuridad, me robó
los
otros siete.
Todavía,
cuando miro el mar,
me
acuerdo de ti, bomba bendita,
y
te idealizo, te humanizo,
te
doy vida, simulo que existes.
Como
un ser humano
que
abrió mi alma y se llevó un buen trozo,
huyendo
como un amante despechado.
Tanto
idealicé, bomba maldita,
tanto
humanicé,
que
te di forma:
frondoso
pelo, labios húmedos,
ojos
cansados por el tiempo de espera,
impaciente
por explotar,
rasgar
el aire y llevarte
mis
dedos de viaje.
Ahora
hasta tres cuento.
No
me queda más, bomba amante.
Lo
que resta te lo llevaste.
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