viernes, 23 de noviembre de 2012

Crónica 4ª Sesión. Fernando Beltrán.

La sensación que me deja la sesión del día 23 de Noviembre, con el corazón acongojado y sensación de plenitud será difícil de olvidar.
Cuelgo delicadamente la chaqueta de lana, el gorro, y la bufanda sobre la silla. Llego tarde. Todavía puedo respirar el aire húmedo a la vez que cálido, el cielo nublado, el sonido rasgado de las hojas de otoño secas al caminar.
Me siento a escuchar cómo Yizeh termina de leer la crónica- soneto, deberes del encuentro anterior.
Nos tomamos unos minutos para reflexionar sobre éste y comentarlo. Le toca al siguiente. Rodrigo se concentra en encontrar el suyo, las nuevas tecnologías a veces se demoran. -¿Más voluntarios?- Entre dudas  me decido a leer los dos primeros cuartetos y el terceto mal logrados. Tema: el metro y las pantallas succionadoras. Con esto empieza una interesante reflexión entre los allí presentes, parece que coincidimos en la tensión al interaccionar las mentes del subsuelo, el detrimento al ensimismamiento, la metáfora del fuego. ¿Será la luz parpadeante? Se propone una ayuda grupal para terminar el soneto.
En esto. Jose M. anuncia la llegada de nuestro invitado de hoy: Fernando Beltrán.
Cuando llegan a la mesa con aire de complicidad, una breve introducción.
Nace en el 56. Su ciudad natal, Oviedo, deja una fuerte huella en su poesía. El recuerdo de aquel niño que veía llover desde la ventana, el cielo nublado, paraguas, charcos con nombre propio. A los 8 años sus padres le arrancan del árbol al que estaba amarrado, entre maldiciones, y empieza una nueva vida en Madrid, donde vivirá los 70, los 80, la movida madrileña, los bares y los paseos por las calles.
Fue uno de los fundadores del sensismo, una corriente de ruptura con la poesía culturalista y veneciana anterior. Parece que éste impulso rompedor lo decidió lo rotundo de una "taza" y la negación a renunciar a esta palabra tan plena de contenido, tras una charla con poetas mayores al ganar un concurso siendo aun muy joven.
Entonces, Fernando se dirige a nosotros, dando muestras de la sensibilidad exquisita del poeta; -Estaba esperando en la puerta de vuestra facultad, cuando me he fijado en estas hojas, ¡todas tienen forma de corazón! y este lápiz, gastado, hecho polvo, con una punta inmensa, que me hace pensar en la metáfora que guarda con la vida- 
La charla se desarrolla en un tono coloquial, dejando helados a los allí presentes, primero con un acercamiento y muestra de carácter admirables al hablarnos de su padre, que murió un 23 de Noviembre hace ya varias décadas y con ello, nos brinda una emotivas lineas que escribió entonces.
Entre otros, se recitan algunos versos como "Viaducto" de Aquelarre en Madrid, "la semana fantástica", "La canción del mendigo", "Bar adentro" libro con ilustraciones de su amigo Pep Carrió, "El camión de la basura" y para concluir unos versos de "Trampas para perder".

Fernando Beltrán confiesa que los dos grandes vómitos y catarsis en su vida se produjeron cuando escribió "Aquelarre en Madrid" conjunto de poemas que escribió vagando 12 días por Madrid, durmiendo tan solo un día en casa; y ya en su madurez "Corazón no muere". 
Palabras o conceptos fundamentales en su poesía como "aprender" o "elegir".
Referencia a los versos de Jorge Guillén ("y sobre los instantes que pasan de continuo, voy salvando el presente, eternidad en vilo) o Neruda ("de tanto amor y andar salen los libros") 

Después de que algunos compañeros pudieran hacer algunas preguntas, aunque él mismo reconocía no saber responder concretamente, pues refugiaba las suyas propias en la escritura, al final, la deleitadora experiencia se cierra con un ensimismamiento general.
-¿Por qué no nos hacemos una foto todos juntos?- Maravillosa idea para cerrar la charla con un buen sabor de boca.
Ha sido un placer.

Isabel Rojo




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