miércoles, 28 de noviembre de 2012

La noche mal cerrada

Él escribe hormigas con ojeras
que miran con trazo mojado
tras las ventanas de la infancia,
allá donde la lluvia escribió su primera palabra.

Él camina escriviviendo;
se hospeda en la casa prestada
donde el mar era un silencio que se curó con olas,
donde nunca estuviste y aún me esperas.

Él dice que no dice,
elige elegir y aprende a gritar.

Se pregunta si no somos
más que un lápiz desgastado
que ha olvidado y ha bebido,
que aún tuviera porvenir.

Que aún quisiera verte amar
y que empezara el invierno
bar adentro
junto al viento y su latido.

Él afirma que la taza está servida
que un mendigo tuvo vida,
y que ya recogen
en la noche mal cerrada
los cubos de la amargura.

Ahora yo también quiero
dejarme caer para elevar el vuelo.
Enseñar trampas para perder
y poder así,
sin miedo,
inventar la realidad.


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